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Contaminación aérea por incendio de pastizales: consecuencias y responsabilidades

24 de Abril del 2008

Hoy desperté cantando una canción que ya fue escrita un tiempo atrás …

Charly Garcia

Desde hace tiempo a muchos colegas les ha preocupado el problema de contaminación ambiental generada por la quema de combustibles orgánicos (rastrojo, pastizales, bagazo, bosques, fuel oil, cubiertas etc.) que ocurre en distintas situaciones: en el alto valle de Río Negro y Neuquen durante la primavera como medida de protección de los frutales en flor ante las heladas tardías, en Tucumán luego de la zafra de la caña de azúcar, en muchas de las manifestaciones o protestas sociales la quema de cubiertas, y en la cordillera por los incendios de bosques.

En estos días, los incendios de los campos en Entre Ríos y los vientos del norte llevo humo que afectó a Buenos Aires, entonces el tema de la contaminación aérea irrumpió en todos los medios, puso al país entero en alerta y entró en la agenda de todos las instancias de gobierno. Es posible que el conflicto por las retenciones al campo haya sensibilizado a la sociedad y al gobierno pero sin duda permitió que se comience a considerar el problema. Inicialmente los periodistas se preocuparon por los accidentes de transito que ocasiona la visibilidad limitada, que sin duda sus imágenes impactan y venden las noticias, pero poco después comenzaron a considerar los problemas de salud relacionados a la exposición al humo. Las preguntas sobre si el humo de estos incendios era menos “toxico” que el smog o el humo de tabaco, que componentes contenía, como se medía, cuales eran los valores “normales”, “aceptables” y “riesgosos”, como se podía prevenir la exposición y cuales eran las consecuencias sobre la salud en sanos, niños y enfermos.

Varios representantes de la AAMR fuimos entrevistados por la mayoría de los medios de prensa y por primera vez que se tenga memoria, la sociedad aceptó universalmente y sin discusión que respirar aire sin contaminar constituía un derecho inalienable del ciudadano en Argentina. Las protestas y los barbijos, de dudosa utilidad, se hicieron presentes en todo Buenos Aires mientras que las respuestas del gobierno evidenciaron ausencia de normas regulatorias, estrategias de contingencia para enfrentar estos problemas y desconocimiento de las guías y técnicas de monitoreo en la calidad de aire (1,2,3). Sin embargo, los responsables de las distintas áreas involucradas debieran considerar que aun cuando poco pudieron hacer les dejará una puerta abierta para comenzar a trabajar seriamente en la contaminación.

No es fácil poner en evidencia las consecuencias de estos fenómenos principalmente debido a la falta la necesaria información sanitaria ya que la mayoría de los efectos están relacionados a irritación de ojos, vías aéreas superiores y exacerbación de enfermedades crónicas respiratorias, problemas que no son de denuncia obligatoria y que su registro no es sistemático. Hace unos años durante un curso de metodología de investigación de la Sociedad Americana del Tórax se exploró las posibles fuentes de información existentes en nuestro país para realizar una investigación con el mencionado fin sin poder llevarlo a cabo por falta de monitoreo de la contaminación aérea. Pocos tiempo después el Dr. Sverre Vedal, uno de quienes discutiera el protocolo con nosotros, encontró la oportunidad de explorar el impacto sobre la mortalidad global con un estudio ecológico luego de un corto evento de contaminación aérea en la ciudad de Denver ocasionado en incendios forestales (5). Estos hallazgos y otros estudios confirman la asociacion existente entre el aumento de mortalidad en relación directa a los niveles de contaminación (4,6,11). Se estima que la exposición aguda por 24 horas a 1,5, 2 y 3 veces los niveles máximos de PM 10 (50 ug/m 3) y PM 2,5 (25 ug/m 3) se relacionan con aumentos de 1,2%, 2,5% y 5% de mortalidad a corto plazo (4,6). Entre los compuestos presentes en la contaminación que ocasionan mayor mortalidad, exacerbaciones de asma o inflamación de las vías respiratorias se registran Ozono(O 3), dióxido de nitrógeno(NO 2) y dióxido de azufre, (SO 2), siendo este ultimo tan riesgoso que no se reconocen niveles seguros.

El monóxido de carbono (CO), gas tóxico producido en la combustión de substancias orgánicas, esta presente en la contaminación aérea pero, a diferencia de lo que ocurre en ambientes cerrados, difícilmente alcancen en espacios abiertos los niveles necesarios para producir efectos serios sobre la salud. Debemos entonces, concluir que si bien el CO es útil como marcador de polución no nos permitirá hacer predicciones de las consecuencias sanitarias ni del riesgo al cual se expone la población(8,9). Tampoco lo es la visibilidad, porque aun cuando evidencia a la densidad de partículas en suspensión no es posible conocer sus constituyentes ni los gases presentes. Menos cierto es que cuando la visibilidad es máxima el problema esta resuelto y las situaciones intermedias tampoco permiten predecir la calidad del aire que respiramos haciendo necesario realizar monitoreos de varias de las sustancias mencionadas (PSI o Pollution Score Index) para asegurar los niveles de riesgo (1,8,9).

Sin embargo, como decíamos al principio la visión del humo fue y sigue siendo la alarma para la población y para el periodismo que sumado a los accidentes de transito pusieron el problema en el tapete. Lamentablemente debemos aceptar una vez mas nuestra incapacidad de anticiparnos poniendo en la agenda de los gobiernos los problemas de salud que percibimos y que solo el reclamo de la sociedad moviliza a los políticos. Sin duda llegamos tarde… en un escenario de una guerra se citaría a los accidentes de transito, a los muertos y a los afectados por el humo como “daños colaterales” pero como debemos llamarlo es este contexto?. Responsabilidad (o irresponsabilidad) individual, empresaria, institucional, gubernamental o de la sociedad toda en su conjunto.

Es mas fácil, y a veces conveniente, transferir la culpa a las máxima autoridad por lo que debió hacerse y no se hizo (otro ejemplo claro es el Caso Cromagnon) pero sin duda no es suficiente para que no ocurra mas. Como presidente de la Asociacion Argentina de Medicina Respiratoria, tengo la obligación moral y estatutaria de manifestar y comunicar nuestra visión del problema pero también entiendo que como argentinos nos debemos un amplio debate de derechos y obligaciones indelegables en todos los aspectos y dimensiones de la nuestra sociedad.

Prof. Gustavo E Zabert 

DNI 13.047.676 

Presidente 

Asociacion Argentina de Medicina Respiratoria


Bibliografía

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Vedal S, Dutton SJ. Wildfire air pollution and daily mortality in a large urban area Environ Res 2006;102:1227-35.

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Sastry, N. Forest fires, air pollution, and mortality in southeast Asia. Demography 2002;39(1):1-23.

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